quinta-feira, 22 de maio de 2014

Bibliotecas pelo mundo

BIBLIOTECA DO CONGRESSO – WASHINGHTON, EUA

 Mais antiga instituição federal dos Estados Unidos, a Biblioteca do Congresso é considerada a maior do mundo.
 

BIBLIOTECA BODLEIANA – OXFORD, INGLATERRA

Criada em 1602, a biblioteca da Universidade de Oxford é uma das mais antigas da Europa.


BIBLIOTECA DA ABADIA DE SAINT GALL – SAINT GALLEN, SUÍÇA

Com 160 mil volumes, a biblioteca da Abadia de Saint Gall é a mais antiga da Suíça e impressiona pela sua belíssima decoração.
 

BIBLIOTECA DO MOSTEIRO BENEDITINO – ADMONT, ÁUSTRIA

Com 70 mil volumes, a biblioteca do Mosteiro Beneditino tem o teto composto por sete cúpulas, todas decoradas com afrescos de Bartolomeo Altomonte.


BIBLIOTECA DO MOSTEIRO DE MELK – MELK, ÁUSTRIA

Fundada em 1089, a abadia de Melk abriga uma biblioteca fundada no século XII.


BIBLIOTECA DO CASTELO DE CHANTILLY – CHANTILLY, FRANÇA

O espaço da biblioteca inclui ainda uma das mais importantes galerias de arte da França. Destruída durante a Revolução Francesa, a biblioteca é particular.
 

BIBLIOTECA DO MOSTEIRO DE WIBLIGEN – ULM, ALEMANHA

Fundada em 1093 e remodelada para o estilo barroco no século XVIII.


BIBLIOTECA JOANINA DA UNIVERSIDADE DE COIMBRA – COIMBRA, PORTUGAL

Em operação desde o início do século XVI, a instituição conta hoje com mais de 1 milhão de livros.
 
 

NOVA BIBLIOTECA DE STUTTGART – STUTTGART, ALEMANHA

A Biblioteca de Stuttgart trata-se de um cubo monolítico com dois pisos subterrâneos e nove andares. O edifício inteiro, tanto dentro quanto fora, é completamente branco.


BIBLIOTECA PÚBLICA DE SALT LAKE CITY – SALT LAKE CITY, EUA

Construída em 2003, a Biblioteca Pública de Salt Lake City é resguardada por cinco paredes de vidros curvos que terminam em uma claraboia de 20 mil metros quadrados. O topo do edifício, que conta com mais de 500 mil livros, possui um terraço com árvores e flores.


REAL GABINETE PORTUGUÊS DA LEITURA - ESTADO DO RIO DE JANEIRO, BRASIL

O prédio é dos mais antigos do centro do Rio de Janeiro, sua inauguração foi em 1887 depois de passar por vários endereços desde 1837, quando a instituição surgiu.


BEINECKE RARE BOOK AND MANUSCRIPT LIBRARY - NEW HAVEN, EUA

Inteiramente dedicada a manuscritos e livros raros, foi construída em 1963, de acordo com projeto de Gordon Bunshaft, é a maior biblioteca do gênero no mundo.


ANTIGUA LIBRERÍA - UNIVERSIDAD DE SALAMANCA, ESPANHA

Com aproximadamente 906 mil títulos, em sua maioria manuscritos em pergaminho e livros raros, a biblioteca começou a ser construída em 1411.
 

THE TRINITY COLLEGE LIBRARY - DUBLIN, IRLANDA

Conhecida como “The Long Room”, ou salão longo, sua construção data de 1592. A maior biblioteca da Irlanda, ela conta com nada menos do que 5 milhões de volumes.


PHILOLOGICAL LIBRARY - BERLIM, ALEMANHA

Norman Foster se inspirou no formato de um cérebro humano para projetar a biblioteca inaugurada em 2005. Com 700 mil volumes, ela é o principal edifício da universidade e se tornou um dos principais pontos turísticos da capital alemã.
 

CENTRAL LIBRARY - DELFT, HOLANDA

Principal centro universitário holandês, inaugurado no ano de 1997.


BIBLIOTECA DA PONTIFICIA UNIVERSITÀ LATERANENSE - ROMA, ITÁLIA

Conhecido como Biblioteca Pia, o acervo foi criado pelo Papa Pio IX, em 1895, mas a sede dos 700 mil volumes atuais foi fundada em 2007 pelo Papa Bento XVI.
 

THE HARPER LIBRARY READING ROOM - CHICAGO, EUA

Renovada pelos arquitetos do escritório norte-americano Studio Gang, em 2008, a sala de leitura da universidade de Chicago é uma das primeiras bibliotecas dos Estados Unidos a ficar aberta 24h por dia, 7 dias por semana.
 

GEORGE PEABODY LIBRARY - BALTIMORE, ESTADOS UNIDOS

A principal biblioteca da Johns Hopkins University abriu as portas em 1878, após mais de dez anos de construção.
 

WREN LIBRARY, TRINITY COLLEGE - CAMBRIDGE, REINO UNIDO

Uma das inúmeras bibliotecas de Cambridge, a Wren Library guarda todo o acervo de livros do Trinity College e exibe bustos dos ex-alunos que conquistaram maior notoriedade no campo da pesquisa científica.


Fonte: http://livrosleituraseleitores.blogspot.com.br/2014/02/as-bibliotecas-mais-bonitas-e.html

Livros sobre bibliotecas

Libros sobre Bibliotecas

http://soybibliotecario.blogspot.com.ar/
Una selección de libros de ficción y no-ficción, para adultos y para niños, que tienen a las bibliotecas y a los bibliotecarios/as, como protagonistas. Conoces algún otro. Compartilo con nosotros.

Gayle Lynds. "La biblioteca de oro". Editorial Bóveda. Desde hace muchos años reyes, políticos e historiadores han buscado la famosa biblioteca de Iván el Terrible, que contenía manuscritos de incalculable valor en los que se reunía todo el saber de la humanidad. Aventuras e intriga.

Mario Crespo. "Biblioteca Nacional". Editorial Eutelequia. Pablo Villa es un aspirante a novelista que trabaja subcontratado en la Biblioteca Nacional. Emprende junto a un compañero de la biblioteca una investigación que le llevará a descubrir cosa inimaginables.

Gonçalo M. Tavares. "Biblioteca". Editorial Xordica. Poesía y literatura, bibliotecas de escritores. Muy interesante.

"Biblioteca", relato de Zoran Zivkovic en el libro "Historias imposibles", editorial Minotauro.

Emilio Calderón. "La biblioteca". Edita Emilio Calderón. Pepe Dalmau regresa a Madrid de Nueva York para enterrar a su padre, muerto en extrañas circunstancias, aprovecha para retomar una vieja relación con su vecina Natalia, hija de un afamado librero de viejo apellidado Santos. Ésta desaparece de pronto. Santos le confesará al joven que la muchacha ha sido secuestrada por haber incumplido un acuerdo comercial: robar por encargo un libro que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Peter Manseau. "La biblioteca de los sueños rotos". Editorial Duomo. En el oeste de Massachusetts, un joven católico recién egresado de la carrera de Religión busca trabajo, y el único que encuentra es ordenar y clasificar todas las donaciones de obras judías almacenadas en un viejo depósito. Teniendo que ocultar su verdadera fe, el joven hace hallazgos sorprendentes, se involucra con una mujer, un idioma, y una gran mentira que definirá el curso de su destino.

Matías Serra Dradford. "La biblioteca ideal". Editorial La bestia equilátera. A mitad de camino entre la novela y el documental, relata cuatro vidas: Silvio, Bruno, Lucio y finalmente Theo, lector que resume en su relato las actividades de las librerías de usados, los cafés, los paseos, las excursiones, la memoria, los intersticios, mientras sigue el vaivén con el que una lectora, mujer ideal y a la vez fantasma, se deja entrever al cruzarse con la historia.

Rebecca Makkai. "El devorador de libros". Editorial Maeva. Lucy Hull, una joven resignada a trabajar como bibliotecaria de libros infantiles en un remoto pueblo de Missouri, ayuda habitualmente a su lector preferido - Ian Drake, un niño de diez años obsesionado con la lectura - a escoger libros a escondidas de su madre, una mujer autoritaria que pasa por la censura todo lo que el niño quiere leer.

Logan Belle. "La bibliotecaria". Editorial Planeta. Regina Finch se ha ganado a pulso su puesto en la sede central de la Biblioteca Pública de Nueva York. Pero un encuentro fortuito con Sebastian Barnes, millonario, exitoso fotógrafo y principal mecenas del centro, transformará su austera y aburrida existencia en una vida llena de acción, lujo, erotismo y nuevas experiencias.

Alberto Mangel. "Bibliotecas". Editorial Gobierno de Navarra. Una reflexión sobre la biblioteca ideal, considerada como espacio, como forma y como imaginación.

Allen Kurzweil. "La gran complicación". Editorial Diagonal. Alexander Short es un meticuloso bibliotecario que pasa sus días dedicado a las minucias de su trabajo. A las ocho en punto vuelve a casa, donde su mujer francesa le espera absorta en la producción de sus libros en 3D.

Jesús Marchamalo. "Donde se guardan los libros. Bibliotecas de escritores". Editorial Siruela. bibliotecas de veinte reconocidos autores españoles contemporáneos: Javier Marías, Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez-Reverte, Jesús Ferrero, Clara Janés...Cada uno habla de cómo se relaciona con los libros, del orden y su ubicación en los estantes, de las lecturas que en su momento le fueron decisivas o de cómo su biblioteca se ha ido construyendo con el tiempo.

Glenn Cooper. "La bibllioteca de los muertos". Editorial Grijalbo. Un secreto escalofriante, oculto desde hace siglos, está a punto de ser revelado. Un thriller soberbio dotado de una intriga estremecedora, en la Bretaña del siglo VII

Alan Bennet. "Una lectura nada común". Editorial Anagrama. La visita casual a un bibliobús de Isabel II de Inglaterra puede ser la puerta a un gran cambio real. Un libro divertido sobre la importancia de convertirse en "lectora".

Jacques Bonnet. "Bibliotecas llenas de fantasmas". Editorial Anagrama. Las bibliotecas son seres vivos a imagen y semejanza de nuestra complejidad interior. Acaban por formar un laberinto del que, para nuestro inmenso y peligroso placer, podemos perfectamente no salir jamás. Pequeño tratado sobre el arte de vivir con demasiados libros.

Francisco Mendoza Díaz-Maroto. "La pasión por los libros. Un acercamiento a la Bibliofilia". Editorial Espasa. Lectura imprescindible para todo aquél que desee acercarse al mundo de la bibliofilia y de esa maravillosa enfermedad que es el coleccionismo de libros. Con un lenguaje claro y un ritmo narrativo brillante, apoyado en un enorme trasfondo de erudición, el autor nos lleva de la mano para mostrarnos los aspectos más relevantes de la ciencia bibliófila.

Alberto Manguel. "La biblioteca de noche". Editorial Alianza. Alberto Manguel, que quiso ser bibliotecario de joven, nos muestra en La biblioteca de noche su amor apasionado por los libros y por esos espacios, míticos en algunos casos, que los han albergado a lo largo de los siglos. 

Elias Canetti. "Auto de fe". Editorial Muchnik. A través de la historia de Peter Kien, un especialista en China e internacionalmente conocido, propietario de una biblioteca de 25.000 volúmenes de la que se ocupa él mismo, Canetti habla de los peligros de considerar que un intelectualismo rígido y dogmático, encerrado en sí mismo, pueda prevalecer sobre el mal, el caos y la destrucción. 

Jorge Luis Borges. "La biblioteca de Babel". Editorial Emecé. Cuento de Borges, que se editó por primera vez dentro de "El jardín de los senderos que se bifurcan". El relato es la especulación de un universo compuesto de una biblioteca de todos los libros posibles, en la cual sus libros están arbitrariamente ordenados, o sin orden, y preexiste al hombre.

José Luis Saorín. "Gógar y el misterio del punto infinito". Editorial Edelvives. Col. Alandar.Interesante libro juvenil, pero también para adultos, lleno de intriga y misterio en una biblioteca. El detective aficionado Gógar se ve envuelto en el asesinato de un hombre en la biblioteca y serán sus libros los que ayuden a resolver el misterio. Una pista lleva a la otra, como los libros: un libro lleva a otro.

Antonio G. Iturbe. "La bibliotecaria de Auschwitz". Editorial Planeta. Dita, una jovencita de 14 años tiene una labor muy importante y peligrosa, en el campo de concentración de Auschwitz: conservar la biblioteca más pequeña del mundo (ocho libros). Los libros están prohibidos en Auswitch bajo pena de muerte. Dita es la encargada de que los nazis no los encuentren y de que otros prisioneros puedan leerlos y olvidarse por un momento de donde están. Basada en hechos reales.

Umberto Eco. "El nombre de la rosa". Editorial Lumen. Novela de intriga, de crónica medieval, de simbología y alegorías, narra las actividades detectivescas de Guillermo de Baskerville para esclarecer los crímenes de una abadía benedictina.

"Palabras por la biblioteca" Edita Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha

Jaime Armiñán. "Los amantes encuadernados". Editorial Espasa. Puede una bibliotecaria enamorarse de los propios libros? Una interesante novela en la que el amor surge de la literatura, entre las paredes de una biblioteca.

quarta-feira, 21 de maio de 2014

El jardín de senderos que se bifurcan - Borges



El jardín de senderos que se bifurcan
http://doctorpolitico.com/wp-content/uploads/2012/12/Textos-de-Borges.pdf
Em áudio:
http://www.goear.com/listen/c72afb8/el-jardin-de-los-senderos-que-se-bifurcan-jorge-luis-borges
Jardin de los senderos que se bifurcan from Estudio Palma on Vimeo.

Múltiplo...múltiplo...

Um rapapé respeitoso
CARLO EMILIO GADDA 


A pequena casa de persianas verdes é abraçada por uma guarda de ciprestes e dista não menos de 400 metros da Villa Guidi e uns cem da avenida. O bonde número 13, depois das 9h, passa de hora em hora, até a meia-noite. Da margem oposta do rio, avista-se a breve série de janelinhas iluminadas lançando na solidão e no escuro da avenida um sinal do mundo ainda acordado, ainda vigilante: vêem-se as janelinhas correrem ao longo do negro pavoroso que as tílias coagularam no paredão. Do alto, a cidade, as torres de madrepérola, as luzes de cada ponte parecem amigas e próximas: um grito poderia atingir as ameias das torres, descer às mesinhas dos cafés: até as pessoas que estão se deleitando com os sorvetes. Não, nenhum grito seria ouvido nos cafés: nenhum grito que saísse da pequena casa de persianas verdes, a cem metros da tenebrosa avenida. Nem mesmo o motorneiro e o cobrador do bonde número 13 poderiam ouvi-lo, já que a geringonça rodando sobre os trilhos, saltitando a cada articulação, faz tamanho barulho que os deixa surdos, obriga-os a conversar em voz alta. E, depois, mal o bonde acaba de passar, tudo fica escuro de novo: e os grilos são os únicos donos da noite, das colinas. Os grilos, apesar de inumeráveis, não podem dar testemunho de nada, nem ir à delegacia dizer nada, nem aos guardas: nem chamar por gente.
A língua das pessoas, sobretudo a das mulheres, mas também a dos caixeiros das vendas lá de baixo, do bairro, e até a de gente muito séria, de outro lugar, dizia que dona Esther andava promovendo...: ou seja: que era muito hospitaleira com os conhecidos: uns sujeitos (quase sempre) muito distintos. O lugar ermo, dizia-se, era propício à hospitalidade. Para cada senhor que se via parado junto ao portão da casinha solitária, esperando o estalo da fechadura elétrica, tinha estado logo depois ou pouco antes uma senhora, no mesmo portão, tal qual mente distinta e na mesma atitude de espera. A meninada já tinha notado.
Outra opinião, em vez disso, era de que as raras visitas, masculinas e femininas, não tinham qualquer ligação entre si. As mulheres eram velhas amigas, uma enfermeira, ou a costureira, ou uma colega de colégio de muitos anos atrás: ou moças que recorriam à dona Esther para um conselho, para saber onde podiam fazer o enxoval mais barato. Os homens, poucos e sérios, também eles eram conhecidos perfeitamente inócuos: o dos impostos, o da luz, o do gás não, que não chega lá em cima: ou o advogado Farri, o médico, um entregador de mantimentos da vila, ou algum mendigo pedindo esmola. Dois ou três eleitos do coração (de antanho), ao que parece, e agora velhos aposentados: aos quais, dizia-se, a velha amiga não tinha coragem de recusar um auxílio para os apertos dos tempos novos e terríveis, um "adiamento", como eles o chamavam, com um sorriso melancólico: nos dias magros do fim do mês, mais frequentemente.
Quando o Cavaleiro Barbetti também precisou recorrer à coragem, como todos nós, e ajuntara os ouros e as jóias de sua querida Irma, a inesquecível companheira de 33 anos de vida (que lhe faltara há um ano exatamente), e daquelas jóias fizera um pacotinho e o enfiou no bolso: com todo o cuidado possível. Mirou-se de novo no espelho, virou-se, torceu o pescoço tentando enxergar-se... de lado, já que atrás não conseguia: alisou os bigodes, despediu-se com um leve rapapé, cheio de decoro e de melancolia: o ensaio geral, talvez, daquele que faria à dona Esther. Pegou a bengala de cana da Índia, do porta-guarda-chuvas, com um belo castão de marfim em forma de escarpim virado. Tinha calçado, um sofrimento de deslocar o lombo!, os sapatos bons de pala de verniz, de orelha de camurça cor de rola: (mas os saltos tinham se nivelado à sola, e por duas fendas transversais, sobre os dedos, olhando bem, entreviam-se as meias). Até com as luvas amarelas ele estava: sim. Estava com tudo.
Depois das vultosas despesas do hospital, dos funerais, do túmulo, a instabilidade não o largara um instante: parecia-lhe ter atrás um demônio que o puxava pelos cabelos, que o puxava para baixo, bem para baixo. De modo que, naquela noite, precisou mesmo recorrer à coragem.
Atravessou a ponte de ferro, que oscilava lentamente, à passagem dos carros: o rio, à noite, sob a ponte, incutia-lhe toda vez uma sensação de temor: como se lhe pudesse acontecer de cair ali, de ser arrastado pela correnteza de um verde lívido, das águas tumultuosas. Atingindo a outra margem, pareceu-lhe ter aportado são e salvo. Tomou o 13. O encontro era para as nove. Nem mesmo tinha comido: só de pensar, perdera o apetite. Tinha um papelucho com o endereço. Releu: avenida Michelangelo, nº 281, a uma centena de passos da parada do bonde. Pediu ao cobrador para descer ali. Dos bons propósitos de dona Esther o Malvezzi não duvidava (fora o amigo a "colocá-los em contato": a comentar com ela o seu caso). A ele, então, falara dela muito bem: dera-lhe, pode-se dizer, o empréstimo por garantido. O coração de uma senhora, de uma mulher: que sabe: que intui. Que compreende. Naturalmente... um desconhecido. Mas, já que era ele que o apresentava! E depois... uma pessoa de bem se conhece pela cara. Cavaleiro: aposentado do Estado. Naturalmente, visto que dona Esther... Uma garantia seria bem-vinda. Naturalmente, naturalmente... Oh, a sua Irma devia perdoá-lo. Nunca imaginaria ter que rebaixar-se a tanto. Quando o bonde parou, só para ele, havia uma última réstia de luz no horizonte distante: as andorinhas tinham todas desaparecido do céu: o morcego, na Villa Guidi, já enguirlandara os arcos e a torre com seu vôo cego, pesado, desgarrado: feito um rato com asas.
Os ciprestes meteram-lhe medo. Os sapatos bons, de verniz e de camurça, estalaram ao longo do caminho. As meias, não, não, não iriam dar na vista... através das duas rachaduras da pala: dona Esther não haveria de botar reparo nisso: estava escuro, quase: era noite. Mas do portão um jovem saiu correndo como numa competição de ginástica: como se quisesse alcançar o bonde que se afastara a galope. Não olhou, não diminuiu a marcha, não disse nada: estava escuro: corria como um atleta, esbarrava numa de suas mangas, ao passar: pois é: mas o rosto virado, na direção do bonde que agora desaparecia numa curva. O cavaleiro Barbetti deu mais alguns passos. O jovem deixara aberto o portãozinho: a porta da casa também estava aberta, a luz acesa, dentro: uma luz velha e fraca de vestíbulo. O cavaleiro Barbetti pediu: dá licença?, dá licença?, com toda distinção. Esperava ouvir perguntarem: quem é?, e preparava-se para responder, um amigo! Nada, ninguém. A solidão imprevista, o silêncio e a imprevista imobilidade dos ciprestes deixaram-no aterrorizado. Apalpou com a mão o seu tesouro, a sua "garantia", no bolso do paletó. Mas onde viera parar, àquela hora? naquela escuridão?... Sentiu que a garantia era justamente o que menos o garantiria... na eventualidade... era uma razão a mais, aliás, a mais que de costume... Imagens assustadoras rodearam-no... Sua velhice indefesa... Sua cana da Índia... com o castão de marfim... Recobrou o ânimo, não podia deixar de fazê-lo depois de toda aquela viagem: superou os dois degraus, tirou o chapéu, e aí pediu: dá licença?, entrou. Um gato desceu as escadas precipitadamente, dardejou através do vestíbulo, sumiu. Quem sabe, talvez dona Esther, como algumas vezes sói acontecer às velhas, fosse surda... Ou talvez tivesse passado mal? O jovem estava correndo atrás do médico?... Mas, e o telefone, então?... O cavaleiro subiu, chegou ao patamar das escadas. A porta de um quarto entreaberta: no quarto... a luz acesa. O cavaleiro sentiu... sentiu... que os ouros e as jóias de sua Irma deviam ser empenhados naquela mesma noite, a qualquer preço... E então... Então aproximou-se: com um rapapé, como aquele que uma hora antes saíra-lhe tão bem, diante do espelho. O chapéu na mão, dessa vez, as luvas amarelas, a cana da Índia segurada pelo castão de marfim, pelo escarpim... Pôs nele, no rapapé, toda a distinção, todo o decoro de uma vida. Levantou a cabeça.
Uma coisa horrenda olhou-o da cama: com dois olhos horrendos, fitava-o, de um jeito que o cavaleiro Barbetti jamais vira em sua vida. Parecia estar prestes a vomitar, a velha: a língua, fora da boca, estava enorme, escura: ele teve a impressão de que dona Esther tinha enlouquecido, possuída por um demônio: e que por maldade daquele demônio que a dominava, lá do íntimo, quisesse insultá-lo e fazer-lhe uma desfeita, a ele, à sua falecida Irma, ao sacrifício de ambos, às jóias do casamento. No pescoço, uma espécie de trapo esfiapado... não entendeu o que era... Bracejou com as mãos, com as luvas, com o chapéu, com a cana da Índia... retirou-se... O terror queria petrificá-lo, gostaria de sair correndo... como o outro... Cri, cri faziam-lhe sob os pés os malditos sapatos, ao descer..., cri, cri, cri...
Muitos meses mais tarde, a polícia conseguiu identificar e prender o assassino. Fizeram todo tipo de conjecturas, as pessoas, inventaram todas que quiseram. Das mais variadas, assustaram. Até aquela, mas qual!, de que dona Esther tinha uma queda pelo rapazola. A polícia não, desde o princípio: conhecem o mundo: com o faro, eles o conhecem: mas são gente séria. A polícia achou que o rapazola devia ter tomado alguns empréstimos, da velha, talvez até sem garantia, isto sim: confidências imprudentes, talvez: por isso ele sabia, ou tinha adivinhado, que naquela noite às nove dona Esther "iria receber um cliente": (no caso o cavaleiro Barbetti): e que, portanto, havia dinheiro em casa. Dinheiro! Dois coelhos numa cajadada: cancelamento dos débitos, dinheiro vivo sem recibo.
No processo, além do cavaleiro Barbetti, mais a cana da Índia e os sapatos de verniz (sobre os quais o procurador do ex-rei deteve-se e dissertou longamente, pois que faziam cri cri, e deduzia-se daí que deveriam ter acordado a senhora, a velha: mas aconteceu que não a despertaram de jeito nenhum), além de tudo isso, no processo, veio à baila uma cordinha: não muito velha, e de qualquer modo "muito resistente à tração", como a perícia técnica não deixou de especificar.

Conto extraído do livro "Casamentos Bem Arranjados" (Nova Alexandria).
Tradução de Aurora Fornoni Bernardini e Homero Freitas de Andrade.